– ¡Camarera, hip, cabbbmmmarera, hip!
– Señor, por favor compórtese, ¿qué desea?
Entonces el hombre saca unos pollitos de los bolsillos, los pone sobre la mesa y dice:
– Tráigame una botella de whisky para mí y para mis sobrinos.
La mujer queda muy asombrada, pero le trae la bebida. Al rato vuelve a llamar el hombre:
– ¡Camarera, una botella de tequila para mí y para mis sobrinos!
Al rato nuevamente:
– ¡Camarera, un champagne para mí y para mis sobrinos!
Entonces la mujer se acerca y le dice:
– Escúcheme, usted ha bebido de más pero no me va a decir que cree que esos pollitos son sus sobrinos.
– Por supuesto que sí, los encontré en la calle y me decían: “Tío, tío, tío, tío”.
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