Una chica se acerca al confesionario en la iglesia.
– Buenos días, padre, soy Teresa. ¿Me recuerda?.
– ¡Teresa, mujer!. Dichosos los ojos. ¡Cuánto tiempo sin verte!.
– Sí, y tengo novio, padre.
– ¿Y es un buen muchacho?.
– Buenísimo, padre.
– ¿Trabajador?.
– Sí, muy trabajador, padre. Y muy cariñoso.
– ¿Ah, sí?. A ver, dime: ¿qué haces con él?.
– Pues, los días de calor nos vamos a las playas alejadas, nos
quitamos la ropa y nadamos, y chapoteamos, y nos abrazamos…
– ¿¿¿Desnudos???.
– Pues claro, padre.
– ¿Y no os vienen malos pensamientos?.
– Ah, sí, padre. Venir nos vienen. ¡Pero cogemos y se nos pasan!.
.