– Un extranjero llega a Buenos Aires desde una provincia del interior del país, y comienza a recorrer la Avenida Corrientes, y al llegar al Obelisco, lo mira sorprendido, y le pregunta a un porteño que estaba parado en la esquina:
– Oiga Don… ¿Qué es eso? – señalando al Obelisco.
– Ahh… ese es un monumento que levantaron en memoria a la poronga de mi viejo.
– Entonces el tipo este comienza a mirarlo extrañado al porteño, hasta que ya molesto le pregunta:
– ¿Qué te pasa, gauchito gil? ¿Porqué carajo me mirás así?
– No Don, no se enoje, es que estaba pensando en como habrá sufrido su mamá.
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