Un día, frotándose la cabeza, Pepito siente una protuberancia y va y le pregunta a su mamá:
«Mamá, ¿por qué tengo este chichón en la cabeza?»
«Pues lo tienes desde que naciste, hijo.
Lo que pasa es que cuando ibas a nacer, a tu papá le dieron ganas de hacer el amor y, como tú venías de cabeza, te hizo ese chipote con su cosa».
Pepito se queda pensando y responde:
«¡Qué suerte que venía de cabeza!, porque si hubiera venido de nalgas…
¡el desgraciado , nos coge a los dos!»