– Este era un perico que se la llevaba enfadando a su dueño y le decía:
– ¡Quiero galletas! ¡Quiero galletas!
– Y el dueño le decía:
– Si sigues enfadando te voy a sacar todas las plumas de la cabeza.
– Y el perico seguía enfadando:
– ¡Quiero galleta! ¡Quiero galleta!
– Entonces el dueño se enojó y le desplumó la cabeza.
– Y estaba el perico triste y pelón y se fue a la ventana a llorar, en eso pasa un pelado y el perico le grita:
– ¡Tú también querías galletas! ¿Verdad?
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