lunes, abril 21, 2025

¿A donde vas?

¿A donde vas?

Esposa: ¿A dónde vas?

+ Marido: Salgo un rato.

– ¿Te vas con el auto?

+ Sí.

– ¿Tienes bencina?

+ Sí, ya le puse.

– ¿Vas a tardar mucho?

+ No mucho.

– ¿A dónde vas?

+ No sé, por ahí. A dar una vuelta.

– ¿Y no prefieres ir caminando?

+ No, voy con el auto.

– ¿Me traes un helado?

+ ¿De qué sabor?

– De chocolate.

+ Bueno, voy a la vuelta por la heladería y te traigo.

– ¿A la vuelta?

+ Y si no, se derrite.

– ¿Por qué no vas ahora, vuelves y me lo dejas?

+ Mejor a la vuelta, va a ser mejor.

– Ya… + Cuando vuelvo tomamos el helado juntos.

– Pero a ti no te gusta el chocolate.

+ Me compro otro.

– ¡Trae de vainilla!

+ Tampoco me gusta la vainilla.

– Entonces de frutilla, que nos gusta a los dos.

+ OK. Besos, vuelvo en un rato.

– Mijito.

+ ¿Qué?

– Mejor frutilla no. Trae limón.

+ ¡No me gusta el limón!

– Entonces tráeme chocolate a mí y para ti lo que quieras.

+ Fue lo que dije al principio.

– ¿Estás siendo irónico?

+ No, me voy.

– ¡Dame un beso!

+ Bueno… (beso)

– ¿Vas con tu auto o con el mío?

+ Con el mío.

– Usa el mío, tiene CD. El tuyo no.

+ No voy a oír música, voy a despejarme un poco.

– ¿Necesitas despejarte?

+ No sé, cuando salga te digo.

– ¡No tardes!

+ No tardo… (abre la puerta).

– Amor…

+ ¿Y ahora qué…?

– ¡Qué grosero! ¡Mejor ándate!

+ Estoy intentando irme y no me dejas.

– ¿Por qué tienes que ir solo? ¿Te vas a encontrar con alguien?

+ ¿Qué quieres decir?

– Nada.

+ (Cariñoso) ¿Crees que te estoy engañando con alguien?

– No… claro que no… pero tú sabes cómo son.

+ ¿Cómo son quiénes?

– ¡Los hombres!

+ ¿Estás generalizando o estás hablando de mí?

– Estoy generalizando.

+ Entonces no se aplica a mí. Sabes que no te haría algo así.

– Ya, bueno. Anda entonces.

+ Me fui.

– Espera.

+ ¡Ay por Dios! ¡¿Qué?!

– Llévate el celular, ¿quieres?

+ ¿Para qué? ¿Para que me estés llamando a cada rato?

– No. Por si pasa algo.

+ No te preocupes.

– Perdóname por la desconfianza. ¡Es que te extraño!

+ Está bien. No quise contestarte así. Te amo.

– ¡Yo también!

– ¿Puedo usar tu celular?

+ ¿Para qué?

– Es que me gustan unos jueguitos.

+ ¿Quieres mi celular para jugar?

– Sí.

+ Usa la computadora, hay un montón de juegos ahí.

– No entiendo ese aparato…

+ ¿Y para qué me hiciste que te la comprara el mes pasado?

– No importa. Llévate el celular porque si no, lo voy a usar.

+ Úsalo, no hay nada importante en él.

– ¿Sí?

+ Sí.

– ¿Dónde está?

+ ¿Qué cosa?

– ¡Lo que debería estar en el celular y no está!

+ ¿Qué?

– ¡Nada! ¡Olvídalo!

+ ¿Estás nerviosa?

– No, no estoy.

+ Entonces me voy.

– Lo último…

+ ¿¿¡¡QuééééÉÉÉÉ!!??

– ¡No quiero más el helado!

+ ¿Ah no?

– ¡No!

+ ¡Entonces yo no voy a salir!

– ¿Ah no?

+ ¡No!

– ¿Entonces te quedas conmigo?

+ No, me aburriste. ¡Me voy a dormir!

– ¿Estás nervioso?

+ ¡Sí!

– ¿Y por qué no te vas a dar una vuelta para despejarte?

 

Chistes de matrimonios:

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