Una misa por el perro.
Un pastor que vivía en el campo sólo con su perro durante muchos años, un buen día, se muere el perro, el hombre muy apenado baja al pueblo y se dirige a la Iglesia.
Se dirige hacia donde estaba el párroco y le dice:
– Padre, disculpe, se me ha muerto el perro, yo quería saber si puede ofrecer una misa por la pobre criatura, la cual era mi mejor amigo durante su vida…
– No, lo siento mucho, pero no celebramos servicios por animales, pero vete al pueblo de al lado que hay un cura hereje, de una de esas extrañas convicciones y seguro que él está de acuerdo en darte el servicio…
– Pues muchísimas gracias Padre, por cierto, ¿tiene Usted idea de cuánto podría ofrecer de propina?…
Yo había pensado en 5000 Dolares ?
– Bueno hijo, bueno, ¿por qué no empezaste diciendo que el perro era católico?
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