– Un señor siempre acostumbraba a quedarse sin gasolina, y tenía la costumbre de estacionarse atrás de un coche y succionar con una manguera la gasolina del coche.
– A unos cuantos metros se encontró una casa rodante y como es costumbre sacó su manguera y se puso a succionarla, pero tuvo problemas al hacerlo, después de media hora de intentarlo se le acercó el dueño de la casa rodante y le preguntó:
– ¿Qué está haciendo?
– El chupagasolina contestó:
– Lo que pasa es que necesito gasolina.
– El señor respondió:
– Está bien, tome toda la que quiera.
– Al momento en que volvía a succionar en la manguera, el señor asustado exclamó:
– ¡Nooooooooo, esa es la cisterna de mi baño!
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