Hermano mayor
Un niño volvió a su casa con un ojo amoratado, echando sangre por la nariz y con varios rasguños; señal de haber participado en una pelea muy reñida.
Mientras su madre le curaba las heridas al pobre chaval, le dijo éste:
– ¡Que modo de pelear, mamá! Cuando desafié a Jaime la semana pasada y le dije que podía escoger las armas… ¡Caramba! Jamás pensé que iba a escoger a su hermano mayor.