Hombre tacaño
Había una vez un hombre que estaba en su lecho de muerte, pero este hombre era muy malo, tacaño y todos lo odiaban.
Le preguntaron qué en donde quería ser enterrado y el hombre contesto:
– Quiero que me entierren en Jerusalén.
Al fondo de la habitación se oyó un grito estrepitoso:
– ¡No!… ¡En Jerusalén no!.
Todos voltearon a mirar y le preguntaron al hombre:
– ¿Por qué en Jerusalén no? , si es la última voluntad del señor.
Y el hombre dice:
– ¡Porque yo escuche de alguien que murió allí y resucito al tercer día!.