Olfato de perro
Llega un hombre a un restaurante, toma el cuchillo en una mano, el tenedor en la otra y los huele durante un minuto.
Llama al camarero y le dice:
– Por favor una ración de arroz de verduras, que hoy esta bien hecho y pollo, que el cerdo esta mal cocinado. La cerveza mas tarde que todavía no esta muy fría.
El camarero se queda asombrado con tal adivinación pues todo aquello era cierto. Sirve lo pedido y continua asombrado.
Al otro día llega el mismo hombre al mismo lugar, el camarero recuerda lo sucedido y se pone a mirar.
El hombre toma ambos cubierto, un minuto de nariz y pide:
Por favor, el arroz de verduras de hoy esta un poco crudo, sírvame mejor una sopa, pero con cebolla del armario de la cocina, pues la del patio no esta muy fresca, ah! y saque rápido la cerveza de la nevera que se congela.
El camarero se le cae la cara de asombro por tal adivinación. Ya un poco molesto sirve todo lo pedido y se queda pensando.
Al tercer día se repite la historia.
Entra el hombre, pero antes de que se siente, el camarero toma dos cubiertos, sale corriendo hacia la cocina y le dice a su esposa María, la fregadora, que estaba llena de agua sucia y comida hasta los pies.
– María métete esto por el c**o y dale un poco de vuelta que quiero joder a un tipo.
En efecto, cubierto en mano se dirige a la mesa y dice:
– Buenos días señor, y pone los cubiertos.
El hombre toma el minuto acostumbrado oliendo los cubiertos, se detiene, mira al camarero y, pensativo, vuelve otro minuto de nariz, se detiene, sube la cabeza y dice:
- Camarero, desde cuando María trabaja en este restaurante